jueves, 15 de marzo de 2018

5 lecciones para la vida que aprendí leyendo Meditaciones de Marco Aurelio

Marco Aurelio Antonino Augusto gobernó los destinos del vasto imperio romano durante 19 años. Penúltimo emperador de la dinastía antonina, es considerado por muchos estudiosos como uno de los mejores gobernantes de la historia. Hay un amplio consenso en definir que la época de Marco Aurelio fue una de las de mayor prosperidad y paz en la existencia del Imperio y la última etapa de la Pax romana.

Lo cierto es que su reinado no fue tampoco es especialmente fácil, por una parte el periodo de paz logrado por Adriano llegó a su fin, su gobierno estuvo marcado por los conflictos militares en Asia contra los partos y en Germania superior contra las tribus de la frontera norte del imperio. Además desde oriente entró en el imperio la Peste (probablemente una epidemia de viruela) que diezmó Roma.


En su debe también está el haber roto la tradición de los antoninos nombrando sucesor a un hijo propio, lo que tuvo la nefasta consecuencia de encumbrar como emperador a Cómodo, que junto a Nerón, Calígula y Domiciano, está considerado como unos de los más nefastos gobernantes de la historia de Roma.

Pese a todo ello fue un emperador respetado y muy querido por su pueblo. Desde joven, el que iba ser emperador, se sintió atraído por la escuela estoica y sus principios rigieron su labor como gobernante. Esta corriente filosófica sostiene que hay que aceptar la adversidad, como parte intrínseca de la vida, invitando a vivirla, sin mayor sufrimiento del necesario, con la ecuanimidad y la serenidad como grandes virtudes para ese trance.


Según recoge la Historia Augusta, Marco Aurelio siempre tuvo en sus labios la sentencia de Platón, según la cual las ciudades son florecientes si las gobiernan filósofos, o si los gobernantes practican la filosofía.

Su gran obra, Meditaciones, escrita en griego durante las campañas militares de la década de 170, es una de las cumbres de la filosofía estoica, y ha sido libro de cabecera de figuras tan distintas como James Mattis o Bill Clinton. Sus páginas están llenas de sabios consejos y estimulantes reflexiones absolutamente vigentes casi dos mil años después de haber sido escritos. He escogido estas 5 lecciones del emperador filósofo que siguen pudiendo inspirarnos hoy en día:

1. Vive el presente: No abarques en tu pensamiento qué tipo de fatigas y cuántas es verosímil que te sobrevengan; por el contrario, en cada una de las fatigas presentes, pregúntate: ¿Qué es lo intolerable y lo insoportable de esta acción? Sentirás vergüenza de confesarlo. Luego recuerda que ni el futuro ni el pasado te son gravosos, sino siempre el presente.

2. No esperes más, hazlo ya: No vivas como si fueras a vivir diez mil años. Tu destino está pendiendo. Mientras estás vivo, mientras es posible, hazte bueno.

3. El éxito depende de tu conducta: El ansioso de fama supone que su bien está en la actuación de otro; el ansioso de placeres que está en su propia sensación; por el contrario, para el que tiene inteligencia está en su propia actuación’.

4. Escucha siempre a los demás, practica la empatía: Acostúmbrate a no estar distraído a lo que dice otro, e incluso, en la medida de tus posibilidades, adéntrate en el alma del que habla.

5. La dificultad como oportunidad: De ahora en adelante, siempre que algún acontecimiento te cause pesadumbre recuerda esta máxima: «Esto que me acaba de ocurrir no es una desgracia, antes bien, es una felicidad auténtica si sé cómo enfrentarla con virtud generosa».

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