viernes, 4 de junio de 2010

El factor humano (y II)


El punto de partida para presentar todos estos acontecimientos es la final de la copa del mundo de rugby de 1995, que se celebró en Sudáfrica, y la elección de este evento deportivo no es casual.

Toda buena historia necesita sus héroes, una cruzada imposible, unos oponentes a priori invencibles, y por supuesto un final incierto pero feliz. En este caso, los héroes lo eran deportivos, los integrantes de la selección sudafricana de rugby, los Springboks. La cruzada inalcanzable ganar la copa del mundo de rugby por primera vez y en su propio país. Los imbatibles oponentes la selección neozelandesa de rugby, los temibles All Blacks, con el titánico Jonah Lomu al frente.

Como la épica obliga y por supuesto contra todo pronostico, el joven David venció al gigante Goliath, y los Springboks, ante el delirio de toda una nación, se proclamaron campeones del mundo de rugby el 24 de junio de 1995 en el estadio Ellis Park de Johannesburg, ganando el encuentro por 15 a 12.

¿Pero por qué resultaba tan importante esta victoria deportiva en ese momento? ¿Por qué Mandela se involucró tanto en un acontecimiento sin aparente componente político? ¿Y por qué elegir precisamente el rugby, un deporte completamente ajeno para la mayoría negra de su país?

La explicación es relativamente sencilla y demuestra de nuevo la clarividencia de Mandela. Hacia 1995 el proceso de transición de Sudáfrica era en apariencia un hecho imparable. Mandela había sido elegido presidente en las primeras elecciones libres celebradas en la historia del país. Los más recalcitrantes defensores del antiguo régimen se iban quedando sin argumentos para defender por la fuerza su antiguo establishment, porque el nuevo gobierno no utilizaba su reciente poder para tomar venganza sobre sus antiguos opresores como ellos habían temido. Sin embargo, todo el equilibrio creado se sostenía sobre las elecciones racionales de los diferentes actores políticos, basadas sobre todo en un sensato pragmatismo. Mandela sabía este pragmático pacto tenía una carencia fundamental, un aspecto sobre el que ya Maquiavelo advertía en el siglo XVI: El factor humano, el lado emocional de las decisiones.

En ese sentido, el campeonato mundial de rugby, poseía el potencial emocional que el líder sudafricano había andado buscando. Es un hecho indiscutido que el deporte es capaz de movilizar grandes masas entorno a él, probablemente mucho más que otros acontecimientos sociales aparentemente más trascendentes. Ejemplos del delirio, pasión, acalorada vehemencia y exaltación nacional que acompañan determinados triunfos deportivos los tenemos todos grabados en la cabeza, o mejor dicho en el corazón. Se genera en estos casos un entusiasmo y fervor colectivo al que es casi imposible sustraerse por más que uno no sea aficionado al deporte.

Mandela consciente de este hecho se involucró y apoyó a la selección sudafricana de rugby en su camino hacia la victoria, y logró arrastrar tras de sí a la mayoría negra de su país, que si bien no era en absoluto aficionada a esta disciplina deportiva, terminó viviendo con intensidad, y finalmente con apasionamiento y frenesí la victoria de los Springboks ante los neozelandeses. Este hermanamiento entorno a su selección nacional era la argamasa que Mandela necesitaba para construir un nuevo espíritu nacional. Un espíritu renovado compartido por personas que hasta hacía unos pocos meses habían vivido un enfrentamiento tremendamente violento arrastrado desde mucho antes de lo que sus memorias eran capaces de recordar.

En un alarde de sentido de la oportunidad Seix Barral, ha cambiado la portada del libro, sustituyendo la histórica fotografía de Mandela felicitando al capitán de los Springboks, François Pienaard, tras la final, por la del cartel de la adaptación cinematográfica del libro dirigida por Clint Eastwood y protagonizada por Morgan Freeman y Matt Damon.

Una decisión más entendible que la de la pobre traducción del título, que en el original era un certero “Playing the Enemy: Nelson Mandela and the Game that Made a Nation”. Me pregunto si el cambio tendrá algo que ver con la novela de espías homónima escrita por Graham Greene, y que tiene también el apartheid como trasfondo.

Autor: Jonh Carlin
Título: El factor humano
Editorial: Seix Barral
Nº de páginas: 344 págs.
ISBN: 9788432250767
Año edición: 2010